El pasotismo al que me he aficionado me protege pero a la vez me da miedo. Siento que no siento nada y que no puedo remediarlo. Antes me sentaba frente al ordenador o simplemente ante un trozo de papel y las sílabas iban naciendo sin más, sin pregunta alguna. Ahora esas malditas palabras han decidido tomar otro camino y ya me llevan kilómetros de distancia. Muchas veces tratas de no pensarlo, pero no siempre lo consigues.
Es algo que hay que combatir con sentimientos. Pero, ¿y de dónde los sacas? Eso no se compran, se cultivan y se cuidan, viéndolos crecer hasta que mueren con nosotros (eso si son verdaderos).
Trato de comprender mi situación, sabiendo que no soy la única persona de la tierra que puede sentirse así, pero pienso que todos debemos ser un poco egoístas y pensar en nosotros, sin dejar de lado a los demás. Aún así, antes vas tu y después todo lo demás.
La verdad es que van apareciendo personas especiales que nunca descartas pero que aún siguen estando a años luz de ti, fuera de tu alcance, por una cosa u otra. Siempre es necesaria esa señal inicial que te lleve a desplegar todo lo mejor de ti y a aprovechar la oportunidad que se te presente.
Lo que hay es lo que hay y no queda otra que luchar día a día por seguir aquí y confiar en que en algún momento la cosa dará un giro de 360º.
